Por sus mesas pasaron figuras inolvidables como Carlos Gardel, quien lo frecuentaba en sus comienzos, además de intelectuales, artistas, dirigentes políticos y personalidades de todos los tiempos. Cada visita dejó su huella en este espacio que respira historia porteña.
Hoy, más de 135 fotografías originales decoran sus paredes, retratando la vida cotidiana y ciudadana de Buenos Aires a lo largo de más de un siglo. Este recorrido visual convierte al Café de los Angelitos en un museo vivo, donde la memoria se combina con el presente.
En la actualidad, el café mantiene intacto su espíritu y abre sus puertas todos los días de 9 a 19 horas, ofreciendo la posibilidad de desayunar, almorzar o merendar con la más típica gastronomía porteña: medialunas recién horneadas, café de especialidad, platos tradicionales y meriendas que evocan lo mejor de la cultura local.
El Café de los Angelitos es mucho más que un lugar para comer o tomar un café: es un sitio donde la historia se siente en cada rincón, donde el tango late en sus paredes y donde la esencia de Buenos Aires se experimenta en cada visita.